En otros posts de este blog he hablado de proyectos que ocurrían “en clase”, entre las paredes de las aulas o de la escuela. De lo que no he hablado aún es de esas paredes… Las diferentes influencias pedagógicas que llegan a las escuelas transforman a menudo la manera de trabajar en clase, la secuencia de actividades, la manera de evaluar, las herramientas tecnológicas que se usan, pero los muros… ¿los muros? Ah… ese es otro cantar… Entramos en los terrenos de la arquitectura escolar…
Parece que ahí tenemos una línea roja -por lo menos yo no suelo hablar de ellos-, por las elevadas inversiones que son necesarias. Sin embargo, es lógico pensar que la transformación del fondo de la educación conlleva una transformación de la forma exterior en la que ésta se manifiesta. O, dicho de otra forma, es lógico pensar que los espacios que construimos van a potenciar unas formas u otras de comunicación, de interacción, de aprendizaje… La arquitectura debería poderse adaptar a lo que está ocurriendo, o a lo que podría ocurrir en ese espacio. En el mundo laboral esto es algo sobre lo que se ha hablado ya mucho. Pero ¿y en las escuelas?
Aquí sí que tengo que dar la razón a los que nos critican diciendo que los sistemas educativos son poco permeables… Más o menos como los ladrillos…
Soñemos un poco. Vamos a imaginar un centro público, de una municipalidad, Gentofte, al norte de Copenhagen, que decidió diseñar un edificio-modelo que mostrase de manera visible el giro pedagógico que pretendían. Fruto de un proceso de reflexión y discusión previo, construyeron en el intervalo 2000-2002 un centro con un número de áreas flexibles (como zonas-hogar) que sustituirían a las clases tradicionales, con espacios para relajarse, cocinas… En ese edificio aprenderían 750 alumnos a través de proyectos, currículum personalizado y aprendizaje basado en problemas.
En Hellerup, los alumnos planifican su trabajo y lo monitorizan, junto a sus profesores. En realidad, el profesorado actúa guiando, como mentores, ayudando a sus alumnos a encontrar mejores formas de aprender el tema que toque. Ellos trabajan investigando, en grupos, buscando en Internet, discutiendo… El edificio tiene Wi-Fi en todas las estancias y se anima a los alumnos a que se conecten con sus ordenadores o móviles.
Haciendo una búsqueda simple en Google Images podemos encontrar unas cuantas imágenes más, aquí las tenéis.
Sabemos que es una práctica muy complicada de extender pero ¿habría posibilidades de encontrar caminos intermedios?
Para saber más:
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Hellerup School
- El equipo del proyecto SCALE CCR ha publicado un caso sobre esta escuela, donde puedes conocer más detalles sobre su funcionamiento: en Panagiotis Kampylis, Barbara Brečko & Yves Punie (2013:52) ICT-enabled innovation for learning in Europe and Asia, en concreto el Case report 3: Hellerup School, Denmark.
- Artículo en el blog Aprender de Finlandia
Hola a todos. Interesante reflexión la que haces Gabriel pero, yo he estado en un colegio en Barcelona donde, las aulas como tal, han desaparecido. Lo único que hay que hacer es tirar tabiques, hacer paneles modulables, acristalados y, aulas donde estén a la vez 60/80 alumnos con varios profesores trabajando y desarrollar proyectos, retos etc. El problema no está en las aulas. El problema está en esa transformación a la que todos los docentes tenemos que entrar.
Enhorabuena por este blog, un saludo
Gracias, Ricardo!! De acuerdo!! Ese proceso tiene lo suyo… Pero cuando ves los frutos, como en ese cole de Barcelona, la verdad es que anima!